La Cuaresma, camino hacia la Pascua, me recuerda que la vida también es camino, de vuelta a casa, a los brazos del Padre. Camino lleno de dificultades, que hay que recorrer sorteando las tentaciones, como tú, Señor, en los cuarenta días por el desierto. Que tu palabra sea mi alimento y me sostenga, que tu ejemplo me estimule a caminar tras tus pasos y que tu Espíritu anime mi marcha para seguirte, para seguir adelante, para correr a tu encuentro, Señor y Padre nuestro.
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