MARÍA DE LA MERCED

María
de la Merced
ha continuado siendo roca firme para la Congregación
Mercedaria y para todos los que nos educamos y
trabajamos en ella.
El
Padre Zegrí siempre la llamaba “Mi sin igual Madre y Protectora”, la
que permaneció junto a él hasta el final.
Sepamos acudir a Ella en todos los
acontecimientos de nuestra vida.
María,
eres la Merced
más grande
con
que el Padre nos obsequia.
Eres
gratuidad total, libertad plena, amor desbordante.
Queremos
ser Merced de Dios
que
alivie los cansancios de nuestros hermanos,
que
llene el vacío de nuestras sociedad,
que
alimente nuestros corazones hambrientos de fe,
que
contagie nuestro vivir de la ternura de Dios,
que
nos explique el don de la libertad,
para
vivir la responsabilidad del Amor. Amén
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