martes, 1 de diciembre de 2009

Esperando

Durante estas cuatro semanas, a las cuales denominamos de adviento, estamos esperando la llegada de Jesús. Pero cada uno de nosotros lo hacemos de distinta forma. Unos esperan las vacaciones, para viajar a la playa, a la nieve,... o quizá realizar algún viaje aprovechando alguna oferta, que nunca viene mal en momentos de crisis. Otros, los más tradicionales, nos sentaremos a la mesa con los familiares, olvidando, al menos momentaneamente, aquellos grandes o pequeños problemillas que la convivencia genera. Hay quienes sentirán la tristeza, lógica, ante la falta de aquella persona que tanto querían, pero que partió a la presencia de Dios. Y todos intentamos ser más solidarios y caritativos con los que menos tienen y más sufren.

A mí me gustaría compartir con vosotros mi reflexión de todos los años, y no quiero presumir de ella, puesto que nos es mía, sino de la GAUDIUM ET SPES. En su introducción dice: Los gozos y las esperanzas, los sufrimientos y las tristezas del Pueblo de Dios, son los gozos y las esperanzas, los sufrimientos y las tristezas de la Iglesia. Y ¿Por qué esta reflexión? Pues sencillamente por que a lo largo del año, lo que más me importa, es aquello que he hecho mirándome a mí y a mi propio exito, y aquello que he hecho mirando a los demás, aunque no me haya llevado a conseguir ningún éxito.

La verdad es que aunque parece fácil, no lo es.
Vivimos en un mundo en el que el éxito personal está muy por encima de aquello que conviene al conjunto de la sociedad, y si para conseguir tus logros tienes que pisar al de al lado, lo hacemos sin problema, aunque eso conlleve hundir al que tienes al lado.

Realmente, no sé de dónde sacamos esta idea, pues realmente cuando todos caminamos juntos y nos ayudamos, la sociedad se supera y evoluciona más positivamente que, cuando los éxitos son individuales, ya que la sociedad retrocede. Hasta desde un pensamiento egoísta, nos convendría más ser solidarios y receptivos, ya que nos enriqueceríamos más.

Personalmente, he tenido más alegrías cuando me he dado, que cuando he querido recibir, ya que mi corazón se ha vaciado de esclavitudes, ya que cuando me he detenido a mirar más al otro que a mi misma, me he dado cuenta de la grandeza del otro y he dejado de darle vueltas a los millones de tonterías y sobre todo como muchas veces digo "He dejado de mirarme el ombligo".

Por eso en este adviento, tiempo de reflexión, es momento de hacer un pequeño repaso al 2009, y ver cuántas veces me he alegrado con las alegrías de los que están cerca de mí y cuántas he llorado con sus tristezas.

Os invito también a vosotros a reflexionar conmigo, y que pongamos un granito de arena para conseguir un mundo más humano y menos deshumanizado y egoista.

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